¿Cuidas el envoltorio de tus comunicaciones? ¿Envuelves tus comunicaciones corporativas?
No soy una experta en marketing aunque me llama la atención que se hable de habilidades de comunicación, de marca personal y se olvide el continente de todas las comunicaciones que lo acompañan.
En ocasiones, el continente eclipsa el contenido, que como parte de esa imagen, de esa marca viene dada por cómo presentamos nuestra comunicaciones.

Cuida el envoltorio: envuelve tus comunicaciones corporativas.
Comunicaciones como presentaciones de proyecto.
Hace unos días, tuve la ocasión de ver cómo en una reunión se presentaba un proyecto en papel (que conste que no tengo nada en contra del material). Vi como la información se abigarraba en letras, “minicuadros” con datos y una farragosa amalgama de flechas y “adornos” sin sentido.
Sigo con mi mantra preferido: “be simple, my friend”. En nuestras comunicaciones escritas olvidamos los objetivos de las mismas, las ideas claves que deben ser el hilo argumental, qué efecto queremos crear. Solemos aumentar la información descriptiva, perdiendo a nuestros clientes en un abismo de datos y comparativas, que no les ayuda.
En un proyecto pregúntate qué quieres, qué hace tu proyecto que le interese a tu público o audiencia.
Comunicaciones en Power Point.
Existen multitud de libros como: El arte de presentar, Presentación Zen, Slideology y muchos que hablan de las principales ideas en nuestras comunicaciones y presentaciones.
Que Power Point puede ser una lacra, a la vista está de presentaciones llenas de “Wordarts”, imágenes prediseñadas y combinaciones de colores de imposibles. Cuánta falta hace conocimientos sobre estética, simplicidad y “maridaje” de colores y formas.
Nuestras presentaciones de cursos y acciones formativas son parte de nuestra comunicación y marca. De ellas. se extrae nuestro trabajo, nuestra capacidad de síntesis para explicar ideas complejas y para articular discursos sin leer.
Conviene cuidar al máximo su puesta en escena, como parte de nuestra marca personal o imagen corporativa (a que te vienen a la mente muchos ejemplos…)
Comunicaciones on line: E-mail.
Daría para más de un post. La proliferación de whatsapp, la necesidad de sintetizar en 140 caracteres y la brevedad impuesta en las comunicaciones digitales, está convirtiendo la escritura, de algo tan simple como un correo electrónico, en el paso del Rubicón para muchos profesionales.
Articular más de dos frases con sentido, evitar incluir un emoticono por incapacidad de hacerlo mediante palabras, dirigirnos en nuestras comunicaciones al “abismo sideral”, olvidar el asunto o adornarlo con un “Fw:”, clama al cielo.
En el polo opuesto, tenemos a los “escritores” de mails, que arman discursos dignos de enmarcarse, sin una triste viñeta, un triste resumen, una triste negrita…
Los e-mails han de ser concretos y precisos, remarcando la acción, la fecha, los agentes involucrados, necesidad de respuesta, el asunto del que se trata. Con un comienzo y despedida “como Dios manda”; igual saludar y despedirse ya no están de moda.
Comunicaciones comerciales: Catálogo de servicios y productos.
Otro mundo. Pasamos del típico resumen de precios lleno de cuadros con características, medidas, colores… y nos olvidamos de la línea, diseño y de ser lo suficientemente atractivo para su adquisición (la estética puesta al servicio de la venta).
Existen los catálogos fantasma, llenos de un “preciosismo” excesivo con imágenes dignas de World Press Photo, inundan sus páginas. Repito, define un objetivo, define una línea de presentación y emplea aplicaciones como Issuu que te ayuden a la presentación on-line con un aspecto muy lucido.
La importancia de un mensaje está en cómo armamos su presentación sin olvidar que la construcción de nuestra marca viene dada por muchos factores: qué digo, cómo lo digo y cómo presento aquellas ideas o mensajes.
Hasta el más mínimo detalle cuenta, no lo dejes al azar.