Supongo, o más bien pensaba (nota mental: cuando empecé este blog ni siquiera sabía dónde me estaba metiendo y mucho menos que duraría la friolera de 10 años), que cuando escribiese este post estaría exultante, pletórica y con un subidón de los que no te aguantas ni tú misma. Sin embargo, por circunstancias de la vida, este blog, cumplió 10 años el 16 de febrero y yo estaba en el hospital (pero no era yo la enferma), con lo que de verdad importa, y los diez años de este blog no eran ni son una prioridad, por mucho que haya merecido la pena el esfuerzo de mantenerlo.

He dudado si escribir este post, o si es realmente interesante que yo dedique una entrada para mayor “vanagloria” personal, pero dado que, el blog es mío y lo escribo cuando quiero (últimamente cuando puedo), he decidido mirar atrás y decirme: chica (esto es para repetirme que soy una pleistocenial) después de 310 entradas publicadas, igual esto no se te da mal o la literatura “blogeril” está bajo mínimos.
Este blog surgió para dar rienda suelta a mis pensamientos, no tanto a mi conocimiento, del que cada día dudo más, a lo que bulle en mi cabeza y que casi siempre me ha sido más fácil expresar (no con mucho acierto) con palabras (a menos eso creo yo).
Lo más bonito de todo, es que a través de este blog he llegado a la mayor parte de mis proyectos, me ha permitido vivir de lo que más me gusta y ha apoyado a una idea de negocio, en la que de inicio, sólo los de siempre, confiaron.
Como buen blog (aquí no tengo abuela, ¿eh?), también tengo mis haters (asiduos lectores, saludos cordiales) y días en los que, a pesar de la ironía inherente a mi personalidad (que muchas veces no se entiende), te preguntabas si merecía la pena seguir escribiendo, no siempre viene la inspiración y sueles escribir post infames (haberlos, haylos) y llenos de vaciedades. Sin embargo, en los momentos de furia, hastío y cansancio, incluso enfado y cabreo es dónde encuentro la inspiración y aparecen mis post más disparatados y sarcásticos (mi teclado da buena cuenta de ello).
No sé cómo dar las gracias a las más de 400 personas que están suscritas a mi blog, no son muchas pero si los suficientemente ruidosas y fieles para compartir mis post en sus RR.SS. y recomendarlo. GRACIAS, DE CORAZÓN.
Tampoco sé cómo dar las gracias a todas las personas que inspiran este blog, a las/os profesionales de RR.HH., a las/os clientes, a las/os alumnos, a las/os compañeras/os, a las empresas que se han cruzado en mi camino durante estos 10 años. Ellos saben quiénes son y a ellas/os estaré siempre agradecida por todo lo que me han enseñado y siguen enseñándome.
Por último, este post, escrito desde el corazón y con sentimiento inabarcable (joder, qué poético), está dedicado a mi familia, al “Colectivo” que ahora libra una batalla de la que espero podamos salir pronto. (Estaremos ocupados, pero no preocupados).