Decir que devoré «Happycracia» sería quedarme corta. De los últimos tiempos y de mis últimas lecturas, llamémosles serias, sería uno de mis libros favoritos. Llegué a ella, tras un post en LinkedIn, a pesar, de que había leído hace meses un artículo en el que ya se mencionaba (quizá esta explicación sobraba).

Este libro, escrito conjuntamente por Edgar Cabanas y Eva Illouz (no dejen de seguirlos) poner de manifiesto y reflexiona sobre la «Happycracia» este modelo de felicidad «non stop» que abarca y tiñe muchas de las esferas de nuestra sociedad desde las nuevas corrientes de las psicología del optimismo, la política, su nexo con la economía, la marca personal y su aplicación en la empresa de múltiples y «benevolentes» formas para alcanzar la máxima productividad felicidad.
Leí «Happycracia» quizás para afirmar algunas ideas, sobre todo con las relacionadas con mi trabajo, sobre cómo estamos aplicando un rasero muy torpe y sesgado en la gestión de personas guiándonos por una alta emocionalidad y un «no eres feliz en tu trabajo porque no quieres» (este podría unirse al mantra de no tienes trabajo porque no te esfuerzas). Leí este libro porque la tristeza y la melancolía, son emociones inherentes al ser humano y nos ayudan a disfrutar, de los momentos de alegría, más frecuentes que los de felicidad extrema.
Lean «Happycracia», pero no para buscar esa felicidad, sino para fomentar el pensamiento crítico frente a una ola que arrasa en todo el mundo, para alimentar la necesidad de conocimiento que nos permita cuestionar todas estas falacias. En definitiva, para que si piensas que las emociones valen y delimitan todo, pregúntate para qué sirve tu intelecto y tu conciencia.
Un lujo, estaré atenta a próximas novedades.