Estudiando buenas prácticas como la que os presentaba hace unos días sobre el Canal de Empleo de Acciona, me voy encontrando con estrategias de Employer Branding que poco o nada tienen que ver con el mismo. Repasando, el Employer Branding, no es más ni menos que la estrategia que emplea una empresa o compañía para atraer, retener y gestionar el talento, su reputación como posible empleador. Ahí es poco, pero en este cambio de paradigma, en el que la empresa y sus empleados se tornan parte activa, muchos han confundido la estrategia con «poner en bonito su página web» para ir de modernos.
Para empezar, el Employer Branding no es ser «guay».
Entendiendo por ser guay tener redes sociales, vídeos corporativos e infografías molonas. Aquí el dicho castizo de «aunque la mona se vista de seda…» se pone de manifiesto. Es evidente que el diseño, la envoltura, el packaging, en definitiva el continente ha de ser un arma poderosa de atracción del talento, pero no podemos quedarnos en sólo una cara bonita. Si el Employer Branding no se enmarca dentro de los valores y la imagen que quiere transmitir la empresa en cuestión, ya podemos poner chapa y pintura y grandes alharacas, la ilusión inicial puede tornarse un altavoz incómodo para nuestra imagen de marca.
Vídeos corporativos vs vídeos de empleados.
Hemos pasado de un extremo a otro, ahora quién no publicita con sus empleados poniéndoles cara y nombre no es «cool», y los vídeos corporativos de antaño han quedado obsoletos, casi podría decirse «vintage». Existen vídeos corporativos excelentes en los que los empleados no hablan, el que habla es el trabajo, una muestra pueden ser los vídeos sobre imagen corporativa que indicaba en este post. Redundo en la idea principal, no es lo que cuentas sino qué produces en tu audiencia, qué evocas, qué provocas, qué perciben. El Employer Branding redunda en la teoría constructivista, no es lo que queremos proyectar, sino la imagen que construyen nuestros perceptores de lo que proyectamos o deseamos proyectar.
Vídeos de empleados «postureo» employer.
Definiendo el «postureo» como la impostura de la que adolecen la mayor parte de los vídeos de miembros o trabajadores de una empresa. No pondré nombres, pero una conocida marca de restauración nos invita a trabajar con ellos a través de los vídeos de sus trabajadores, hasta aquí todo genial. La decepción se apodera del espectador cuando los vídeos parecen más un anuncio de cervezas para verano, que algo con lo que el espectador, el posible futuro trabajador, se sienta identificado. Se trata de atraer talento, no de «postureo» con la cancioncita «hispter» de turno.
Trabaja con nosotros.
Aquí dos pequeños apuntes por un lado la ubicación del mismo, en algunas webs se hace misión imposible, letras pequeñitas, en ángulos muertos, otros nombres («postureo» elevado a la máxima potencia, se podría hacer una pequeña clasificación) y en segundo lugar, toda una innumerable serie de pantallas, campos, formularios para hacerles llegar tu candidatura. (se cree que Candy Crush está inspirada en alguno de ellos). Igual si se lo ponemos fácil es mejor.
Salimos todos en la página web de la empresa.
Hace unos doce años, cuando realizaba las prácticas de RR.HH. y «doscerolandia» no era parte de nuestras vidas, el director de RR.HH. de dicha compañía incluyó en el hall de entrada a la misma un gran panel con la foto de todos los que componían dicha empresa. Era la versión 1.0 del canal de empleo y de la retención del talento. Pero traigo este ejemplo a colación, porque de nada serviría estar en ese panel, sino como en aquel caso, el director era alguien cercano que conocía a todos los trabajadores y que servía de nexo directo entre sus problemas y necesidades.
Extrapolado al 2.0 no sirve una estrategia de atracción, sino de retención, motivación, implicación y explicación, no sería la primera vez que un empleado descubre atónito que tiene un canal de empleo, se cuenta que aún permanece en estado de shock.