Leyendo en El País de este domingo un artículo sobre la inmigración española a Noruega se vende una imagen un tanto sesgada y de la que se desprende una idea fundamental, sin formación no hay futuro. En él se desgrana el calvario por el que pasan multitud de españoles que deciden (en el artículo se cita) animados por programas, como Españoles por el mundo, que venden lo estupendo y maravilloso que es emigrar y lo bien que se vive, irse a trabajar allí. Allí la realidad fría, nunca mejor dicho, les pega una bofetada y sin idiomas y poca cualificación es difícil conseguir un empleo. Pero no solamente allí, también aquí.
La inversión en formación
Esto me lleva a varias reflexiones y me ratifica que para salir de la crisis tanto los profesionales como las empresas tendrán que invertir en formación, y no sólo en formación subvencionada y gratuita, sino en formación que les lleve a adquirir nuevas competencias y habilidades, en formación que les lleve a aumentar su negocio y ser más productivos, en formación que revierta en saber hacer no en coleccionar títulos.
Me sorprende que multitud de universitarios y profesionales cualificados que engrosan las listas del paro se encuentren con los mismos cursos de formación de hace 20 años, cursos que preveen que la mayor parte de ellos se reciclen en jardineros, monitores de ocio y tiempo libre, o formador de formadores… toda una formación abierta a la innovación y a la creatividad, así como a abrir nuevo nichos de mercado y por ende, nuevas profesiones. ¿Quién hace los planes de formación de los servicios de empleo?
Cambiar la percepción
Por otro, las empresas tendrán que ver la formación como un activo, no como un gasto, una inversión cuyo retorno es a medio, largo plazo. Haciendo un inciso es lo mismo que sucede con la inclusión de PYMES y empresas en las redes y social media, seguimos pecando de la visión cortoplacista y del hoy para mañana. La formación es como el abono y el riego de un sembrado no es de hoy para mañana y no se puede dejar de hacer.
Los planes de formación son fundamentales no sólo para que el departamento de recursos humanos los plasme en su estrategia de empresa sino para llevarlos a cabo y modificarlos con el feedback de sus trabajadores. No basta con planes repetidos una y otra vez, no vale con cursos técnicos, sino con cultivar las habilidades y competencias que pueden generar y hacer crecer el negocio. De poco vale conocer multitud de herramientas y técnicas sino me sirven para crear y explorar nuevas vías.Tampoco vale hace una y otra vez el mismo plan de formación sin el estudio de las necesidades de los trabajadores, ni sin la evaluación de las formaciones realizadas. No sólo hay formar sino evaluar las capacidades adquiridas.
Son los trabajadores, los activos de la empresa los que a través de la formación y la gestión de su conocimiento pueden hacer crecer un negocio, porque sin formación no hay futuro porque sin saber no se puede crecer.
Con las subvenciones se detraen fondos de las cuotas que pagan las empresas a la Seguridad Social, además, hay que destinar recursos para inspecciones que comprueben que realmente se imparte esa formación. Tal y como apuntas, las empresas deberían invertir en formación, no porque sea subvencionada, sino por la rentabilidad que supone un equipo humano con todos los conocimientos que precise.
Excelente post Belén, yo que me dedico a la formación continua y ocupacional, cada temporada cuando veo los programas formativos me dan ganas de llorar, menos mal que los docentes atendemos al espíritu y no a la letra porque sino enseñaríamos informática por poner un ejemplo con discos flexibles de 51/2″.
Las administraciones no saben o no quieren revisar los temarios cada poco tiempo, seguramente porque ellos no tienen que preparar a trabajadores para que puedan desarrollarse en sus empresas.
Es obvio, pero hasta ahora solo existían las subvenciones públicas, y todos los que trabajamos en esto sabemos lo que es. Es más un trabajo de cara a la galería, que unos objetivos técnicos. Por desgracia hacen programas muy bonitos, pero imposibles de llevar a la práctica, para un solo formador y en poco tiempo. Como dice Daniel, pregonar en el desierto, porque solo es organizar y coordinar la formación. Tanto en la empresa, como en las administraciones públicas. Y los alumnos ven que no es serio. Ojalá que esta crisis sirva para racionalizar y organizar mejor los recursos.
Totalmente de acuerdo contigo. A veces creo que es pregonar en el desierto., pero sigamos pensando y transmitiendo estos valores. El que siembra, recoge.
Seguiremos sembrando Daniel, no sólo sembrando sino que al final cosecharemos lo sembrado. Gracias por tus comentarios y pasarte por mi blog.